domingo, 18 de diciembre de 2011

Los cojones como recurso narrativo.


En medio del típico pitote en el que Los Cuatro Fantásticos se suelen ver involucrados, salta Reed con el cacharro recién inventado con el que petar el tema. En un contexto un poco tenso (incluyendo sublevaciones a lo largo de la historia), Reed necesita que el grupo se concentre y acate. Por su parte, Stan Lee necesita hacer que la historia avance sin dar muchas explicaciones. Así que...


... la historia avanza por los cojones de Reed Richards, y, al negarse a dar explicaciones, la historia se dinamiza y el bueno de Stan no tiene que calentarse mucho la cabeza. Aunque eso sí, fiel a su verborrea silver age, Stan luego se toma sus dos o tres páginas para explicarlo todo.

Al margen de que Stan se rajara, aquí se demuestra que el fascismo narrativo es una ayuda nada desdeñable, siempre y cuando esté bien integrado y dinamice. Dinamizar es imprescindible.

El lector no se plantea preguntas si tú no se las haces. El autor debe tener el valor para imponerle su visión del mundo al lector, pues a eso a venido.

Es un Deus Ex Machina, pero bien arreglao.

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