CONCLUSIÓN:
A través de la catalogación y el contraste hemos comprobado
la clara existencia de dos escuelas o filosofías de pinchar a nivel
profesional. La definición resalta un valor clave diferente para cada una.
El
tradicional se vale de la selección y la técnica, pues ambos factores ya
simbolizan esfuerzo y dedicación. El contemporáneo, pues, ha de dedicarse a
llevar el sonido más allá de donde se queda el vinilo. Está obligado a eso,
pues la tecnología se ocupa de los factores más primarios. Por eso es totalmente
legítimo utilizar herramientas como el SYNC y similares, pues el verdadero
trabajo en la disciplina contemporánea empieza donde las capacidades
tecnológicas del vinilo acaban.
Es necesario conseguir que el público aprenda cual es el factor en el que ha de valorar y concienciarlo para ello, pues si todo lo que haceos va en función de la audiencia también es nuestra obligación educarla.
Ahora que ambas tendencias dominantes han quedado claras es
obligación de cada cual llevar sus valores al máximo para dar lo mejor que cada
una puede ofrecer.
CABOS SUELTOS:
Algunas ideas sobre el tema que han quedado sueltas y que considero importante repasar.
-Entiendo al DJ
profesional como el DJ que mezcla porque es así como se funda del concepto en
los 70, cuando aparece el DJ de club.
-El llamado DJ de bar,
aunque use esa nomenclatura por extensión, no merece usarla pues la
reproducción de temas uno detrás de otro por vía digital se da en géneros
musicales cuyo público no requiere o valora la mezcla de estos, por lo tanto el trabajo no es realmente diferente al de una lista de reproducción. Si tu
trabajo se parece mucho al de una lista de reproducción, es que probablemente
no seas DJ. Con todo, la clave de tu respetabilidad como DJ está en la
involucración humana en el trabajo, en la propia indispensabilidad que hace necesario algo más que la máquina.
-Dentro de movimientos
y estilos como el reggae, el heavy, los mods, rockers, etc, existe también la
figura del DJ, aunque también existe error en la nomenclatura. En estas
tendencias el público no exige técnica (mezcla), pero sí selección, por lo que a
los que pinchan así se les llama selectores. Esta forma de encarar una sesión
también es válida (incluso fuera de dichas tendencias), aunque se adolece de la
pérdida de magia tras la aparición de internet y la tasación global de discos
que han hecho, como digo en el artículo, que el factor económico se excesivamente
condicionante.
-Al margen del formato en que se pinche o de la existencia o no de mezcla, el DJ ha de entender que el trabajo tiene un factor creativo indispensable, por lo que es necesario el desarrollo y publicación de sesiones grabadas. Poner a circular tus mixes/selecciones te dan un valor propio más allá del garito y ante todo demuestran tu inquietud a la hora de abordar la profesión. Las sesiones también quedan parar la posteridad, permitiendo ser valorado justamente en el futuro si no lo estás siendo en el presente. Te sirven de promoción y para autoevalutar tu progreso. Grabar sesiones es un ejercicio necesario.
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