Soy el súbdito secreto de una Reina pública
aquella que reina con todo, menos con lo que la hace única.
Es aquella a la que no puedo imaginar desnuda
porque no se me permite tocar
la blanca y pura carne cruda
que deseo devorar.
Entras en mi casa, haces lo que se te antoja.
Como linda luz púrpura que no quiere que la cojan.
Entras en mi corazón, un parque donde pasear
muerdo los mismo labios que te quieren besar.
Suspiros como truenos, poesía de instituto,
amor gratis, amor bruto.
No es el aire lo que abrazo, es un deseo absoluto
que me miren tus ojos, con brillo impoluto.
Soy un súbdito secreto, con el corazón en la mano
Dios Salve a la Reina, que lo enamorado.
Sigo el camino del otoño, caigo como las hojas.
Duermo con metáforas de amor, un poco flojas.
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